La consolidación de un proceso penal acusatorio, requiere un sentido pragmático de desformalización del proceso que destierre, definitivamente, reminiscencias del sistema inquisitivo, cuya inadecuación a los estándares del debido proceso legal, forzaron la implementación del nuevo sistema. Para ello, es esencial un marco de interpretación normativo definidamente acusatorio, sumado a distintas prácticas o hábitos que no sólo destierren el modelo escritural y las exorbitancias del poder punitivo expresadas en etapas de secretos para la defensa, sino además, el contacto y contaminación con las evidencias recogidas por las partes, especialmente los jueces del pool de juicio oral ya que ofrecidas, podrían constituir pruebas de cargo y descargo en el juicio y debate, tenidas en cuenta a la hora de dictar el veredicto y fundamentar la sentencia de mérito.